Pese a que la visita de feligreses, peregrinos tanto locales, nacionales y de extranjeros se hizo presencia, y que el Santuario de la Barranca del Pichón, para visitar a la Virgen de Guadalupe, tuvo una presencia de miles de fieles creyentes, la afluencia no fue en nada comparada con la de otros años.
En esta ocasión fue menor la presencia peregrinos, aunque la serie de danzas y bailes autóctonos realizados en las distintas peregrinaciones fue notoria y colorida, la de los visitantes fue mínima.
Lo que si hay que destacar que el Santuario de la Virgen de Guadalupe, patrona de los mexicanos creyentes católicos, en sus distintos horarios para dar misas, estuvieron totalmente repletas y hasta el atrio no cabía la gente, la disminución de estos peregrinos, se pudo apreciar en el poblado, donde el camino estaba cómodo para transitar y no como años anteriores que no se podía caminar y que casi la misma multitud lo hacía a uno caminar por los empujones.
La presencia de políticos, no faltó, mucho menos de trabajadores, quienes le pedían a la virgencita que les pagaran sus aguinaldos y prestaciones económicas, algunos líderes sindicales también se pudieron apreciar rogando a la morenita del Tepeyac, que sus agremiados, sus afiliados o representados, siguieran más ciegos y los idolatraran más para poder continuar aprovechándose de esa ingenuidad y ellos seguir viviendo a costillas de ellos.
Los ruegos y plegarias más sinceras y que la Virgen de Guadalupe escucho sin duda alguna, fueron la de aquellos que fueron a postrarse frente a ella a darle las gracias por algún favor recibido, por haberles recuperado su salud, o de haberles resuelto algún problema y que para ello tuvieron que llegar hasta este santuario, a rodillas.
Los niños de todas las edades, inclusive algunos recién nacidos, se vieron vestidos de coritas, como ha sido la costumbre, de llevarlos a dar las gracias a la Virgen por permitirles estar sanos.
En cuanto a los operativos de seguridad, estos sin duda estuvieron acordes a lo planeado y programado, todas las corporaciones involucradas en este operativo, hicieron lo que les correspondía.
Ahora solo hay que esperar que alguno de esos políticos o dirigentes sindicales, nos puedan narrar lo que le pidieron a la virgencita, sin duda que el Secretario de Seguridad Estatal, Benito Rodríguez, ha de haber solicitado como manda a la Virgen, que los sicarios y todos aquellos que pertenecen a la delincuencia organizada, se sigan volviendo cada día más decentes y altruistas, y que ahora que vayan a matar a alguien o a hacer sus levantones, primero pidan por favor y permiso a las personas que van a matar, así como los ha estado describiendo el buen Benito.
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